Mitología Egipcia

El estudio de creencias (religiones antiguas) es lo que referencia la mitología egipcia, desde el período predinástico hasta la imposición del cristianismo, cuando sus prácticas fueron prohibidas en la época de Justiniano I, en el año 535. La influencia y desarrollo duraron aproximadamente tres mil años, variando con el pasar del tiempo; por lo tanto, un artículo o incluso un libro solo pueden resumir la multitud de entidades y temas de este complejo sistema de creencias.

Cabe señalar que la mitología es el término con el que llamamos leyendas y mitos enteros que se refieren a dioses, héroes o personajes fascinantes, que pertenecen o pertenecen a una comunidad, cultura o pueblo. Es que, la mitología griega es una de las más populares en cuanto a sus leyendas, historias, ritos y cultos tradicionales. La mitología romana por su parte (está compuesta de mitos y leyendas que predominaron en los tiempos del Imperio Romano, mientras tanto, se nutre mucho del griego), la mitología escandinava (hace lo mismo pero con las creencias y los mitos de los pueblos de origen escandinavo) y la mitología de América del Sur (se compone de los mitos y leyendas del región del sur del continente Americano, siendo los indios que la construyeron y la que más la contribuyeron).
Los mitos surgen para proporcionar una explicación sobre la naturaleza, el nacimiento del universo y otros fenómenos que no son fáciles de entender. En el caso de la mitología griega (una de las más fértiles y difundidas), los mitos no solo cuentan el origen del planeta, sino también las experiencias de héroes, dioses y diversos seres fantásticos.
La cultura egipcia nos alcanza a la vez que conservamos la magia y el misterio intactos. El paso de los milenios no ha podido borrar el significado de los símbolos egipcios, actuales en nuestro tiempo y en nuestra piel, porque cada vez son más los amantes de los símbolos que eligen entre ellos tatuar y perpetuar la esencia de la sabiduría que riega el río Nilo, aunque tenemos que reconocer que muchos lo hacen por puro placer estético, porque la fuerza del trazo es a veces mucho más poderosa que el significado mismo.