Paciencia

La palabra paciencia viene del latín pati que quiere decir sufrimiento y se puede definir como una virtud, una característica de la personalidad de un individuo (por lo general maduros) que se relaciona con la capacidad que este tenga para soportar contrariedades o dificultades con determinación y fortaleza sin quejarse, sugiere entonces una cualidad del comportamiento donde la persona “sabe sufrir”.

La paciencia va ligada a la calma, la serenidad y la paz, esta es atribuida a la espera, ya que, quien tiene paciencia se mantendrá calmado en cualquier situación que genere estrés y por lo tanto desesperación, comúnmente una persona con paciencia es aquella que no acostumbra alterarse.
También se utiliza para describir las capacidades innatas o aprendidas para realizar trabajos o proyectos que demandan mucho tiempo, de gran dificultad o que requiere de mucha minuciosidad para desarrollarlos como el caso de las obras de arte que necesitan de una gran cantidad de detalles para ser considerados buenos o terminados.
La falta de paciencia ocasiona que el individuo sea muy susceptible a cambios en su zona de confort reaccionando así con actitudes violentas como la ira o con actitudes mentales como el aislamiento o el desertar propio de sujetos ansiosos y que siempre desean las cosas de manera inmediata. La paciencia no puede ser confundida con cualidades negativas como la pasividad, con la falta de compromiso o los obstáculos propios de la realidad humana, ya que a través del tiempo, tanto en la antigua Grecia como en el Catolicismo, la paciencia ha sido definida como una virtud que sugiere fortaleza, valor y es necesaria para el desarrollo personal y las relaciones sociales.
Otras definiciones relacionadas a esta palabra son referentes a un bollo diminuto hecho con harina, azúcar y huevo.