Pies Cavos

Las primeras especies en erguirse, para caminar, fueron los Australopithecus afarensis, hace más de 3,7 millones de años. Diversos estudios científicos se han llevado a cabo para determinar por qué ocurrió esto, llegando a la conclusión de que se trataba de una manera de supervivencia, pues, de esta manera, podían estar atentos a la cercanía de posibles depredadores. Con el paso de los años, esa especie fue mutando, hasta llegar a la especie dominante actual, el Homo Sapiens Sapiens. Los pies, de vital importancia para la movilización en el entorno, se han desarrollo y perfeccionado para la tarea que cumplen.

A pesar de esta acción, netamente de supervivencia, se estableció una manera de caminar correcta, para que el sistema óseo no sufra modificaciones negativas y se puedan realizar movimientos con gran libertad. Estos defectos son corregidos durante la niñez, cuando los huesos son mucho más elásticos. Es así como llegamos a los pies cavos, una deformidad localizada en el arco del pie, causada por un fuerte apoyo en el metatarso y el talón. Se caracteriza por un arco realmente marcado.
Puede aparecer a cualquier edad, afectando tanto a hombres como a mujeres. Es completamente tratable; sin embargo, debe ser un especialista quien lo dicte, pues, las circunstancias y respuestas puede que no sean las mismas. A menudo se menciona como antecedentes directos del pie cavo a afecciones neurológicas, específicamente de los nervios, además de algunas ortopédicas. Cabe destacar que es mucho más común que el pie plano, y causan un dolor intenso, al igual que problemas para encontrar el calzado adecuado. Los individuos que tienen arcos muy altos, pueden ser considerados como discapacitados.