Se le llama planificación estratégica a aquél proceso en el que, con el fin de alcanzar un objetivo, se crean e implementan una serie de planes, tomando en cuenta las condiciones en las que se obra y las personas que se encuentran involucradas. Esta puede ser reducida a una especie de directriz a seguir, el rumbo que debe tomar toda la operación, para que esta pueda considerarse exitosa. Es mucho más común que esto se aplique en asuntos militares, en donde pasaría, entonces, a denominarse “estrategia militar”, además de en el mundo de los negocios, cuando se habla de la estrategia empresarial.
Siendo que, a menudo, el crecimiento tecnológico, humano y económico es visto como sinónimo de éxito, es común que, de acuerdo al campo, se diseñen diversas estrategias. Sin embargo, de forma general, los planes estrategias se enfrentan con ciertos problemas, que, de acuerdo a las intenciones del actor (o, en este caso, propósito), pueden ser resueltos o agravados. A esto se le suma la incongruencia que puede existir entre los propósitos fijados, es decir, si son lo suficientemente compatibles como para que puedan coexistir bajo una misma estrategia unificada. De igual forma, debe existir una secuencia en cuanto al alcance de los objetivos, enfocándose, primero, en los de corto plazo, siguiendo con los e mediano plazo y finalizando con los de largo plazo.
Teniendo encuentra los puntos ya mencionados, es posible empezar a observar las características del alrededor: la situación bajo la que se desenvuelve el asunto y quiénes están involucrados, al igual que las posibilidades de alcanzar el propósito.