Poder Legislativo

En Venezuela, el Poder Legislativo es ejercido por el Congreso Nacional, compuesto por las Cámaras de Senadores y Diputados, estos se eligen, cada cinco años, titulares y suplentes, son postulados por los partidos en listas cerradas por votación popular, y utilizan la representación proporcional de las minorías. Se elige un senador o diputado sénior con tres sustitutos.

En el Congreso hay un aumento progresivo en las mujeres. La mayor presencia femenina se obtuvo en la Cámara de Diputados y el Senado en 1988, con el 9,5% y el 8,2% de los puestos, respectivamente. Este resultado fue debido a la acción concertada de mujeres líderes de los partidos, en cargos gubernamentales y organizaciones sociales que exigieron la inclusión de candidatos en las listas. Se organizó el movimiento «Mujeres Líderes Unidas», se llevaron a cabo acciones en la calle, foros públicos, intervenciones de grupos de mujeres ante el Consejo Supremo Electoral, ante las direcciones de las partes, el Congreso Nacional y los medios de comunicación, entre otras entidades relevantes.
Sin embargo, el número de mujeres que ejercen efectivamente funciones en el Poder Legislativo es mayor que el de las mujeres elegidas como directoras, debido al régimen de sustitución. Muchos sustitutos ocupan, incluso durante años, ya que los titulares son líderes provinciales que se ven obligados a permanecer en sus regiones por razones políticas.
En 1991, una mujer ocupó la Vicepresidencia Primera de la Cámara de Diputados y había mujeres presidentas de importantes Comisiones, como la Comisión de Política Interna de la Cámara de Diputados y la Comisión de Salud en el Senado. En la Comisión Bicameral de la Reforma Constitucional, una de las más relevantes, un tercio de sus miembros corresponde a mujeres. También existe, desde 1989, una Comisión Bicameral sobre los Derechos de la Mujer.
Las Asambleas Legislativas, los cuerpos deliberativos de los estados, se componen de diputados elegidos cada cinco años, como lo son en el Congreso Nacional. La participación femenina es ligeramente superior a la del Congreso y hay una tendencia a incrementar en los últimos períodos electorales, alcanzando un máximo de 11.2% en las elecciones de 1988, resultado de la mencionada campaña de mujeres organizadas.