Positivismo

Dentro de la filosofía, el positivismo es una de las varias corrientes que se centran el estudio del conocimiento. Las bases teóricas de esta, afirman que el conocimiento verdadero es aquél estrictamente científico, es decir, la comprobación de cierta hipótesis, a partir del uso del método científico. Este nace como parte de la epistemología, aquella rama de la filosofía que se encarga del análisis del conocimiento y qué herramientas son propicias para la obtención de este. Se desarrolló en gran parte del siglo XIX y, en el siglo XX, se inició el llamado “neopositivismo” o “positivismo lógico”, en donde se reducían el método científico al empirismo, es decir, lo que puede ser comprobado por medio de los sentidos.

De igual forma, se dice que pudo haber surgido como una forma de objetivizar los estudios naturalistas del ser humano; otra versión sugiere que, después de la Revolución Francesa, la sociedad fue puesta bajo el radar científico; el estudio del comportamiento tanto en la colectividad como en la individualidad, se hizo presente en diversos campos de la filosofía. Sus principales precursores fueron Francis Bacon, John Stuart Mill y Auguste Comte. A lo largo de la historia, los trabajos científicos positivas, se han distinguidos por hacer prevalecer a los documentos, y minimizando el papel de las interpretaciones.
Uno de los principales herramientas del positivismo es el método científico o, bien, el conjunto de procesos utilizados para clasificación, medición y realización de estadísticas, que utiliza el científico, para determinar si lo formulado en una hipótesis tiene validez científica. Este, a su vez, tiene una serie de planteamientos y existen diversas metodologías para resolver el enigma en cuestión.