Síndrome de Estocolmo

El Síndrome de Estocolmo es un estado psicológico en el que la víctima del secuestro o persona detenida contra su propia voluntad desarrolla una relación de complicidad con su secuestrador. Ocasionalmente, los presos pueden terminar ayudando a los captores a lograr sus fines o evadir a la policía.

Según la corriente psicoanalítica, el síndrome de Estocolmo sería entonces una especie de mecanismo de defensa inconsciente del secuestrado, que no puede responder a la agresión de los secuestradores y que también se defiende de la posibilidad de sufrir un shock emocional. Por lo tanto, hay una identificación con el agresor, un vínculo en el sentido de que la persona secuestrada comienza a tener sentimientos de identificación, de simpatía, de afecto por su secuestrador.
En la literatura sobre el tema, se mencionan varias causas posibles para dicho comportamiento:

  • Tanto el rehén como la víctima y el perpetrador del delito persiguen el objetivo de dejar el incidente ileso, por esta razón cooperan.
  • Los rehenes intentan protegerse en un contexto de situaciones incontrolables, por lo que intentan cumplir los deseos de sus captores.
  • Los delincuentes aparecen como benefactores ante los rehenes para evitar una escalada de los hechos. Desde aquí, una relación emocional de las víctimas puede nacer de la gratitud hacia los perpetradores del crimen.
  • Con base en la historia del desarrollo personal, puede ver el enfoque de las víctimas con los delincuentes, una reacción desarrollada durante la infancia. Un bebé que percibe la ira de sus padres, sufre por ello e intenta «comportarse bien» para evitar la situación. Este reflejo se puede reactivar en una situación extrema.
  • La pérdida total de control que sufre el rehén durante un secuestro es difícil de asimilar. Se vuelve más llevadero que la víctima se convenza a sí misma de que tiene algún significado, y puede llevarla a identificarse con los motivos del perpetrador.
  • Este comportamiento surge debido a la presión psicológica que el rehén debe conocer aislado, abandonado, amenazado y tal vez olvidado por la policía.

Sin embargo, dejando el tema religioso se cree que las principales causas pueden ser:

  • Tanto la víctima como el perpetrador del delito persiguen el objetivo de dejar el incidente ileso, por esta razón cooperan.
  • Los rehenes intentan protegerse, en el contexto de situaciones incontrolables, donde intentan cumplir los deseos de sus captores.
  • La pérdida total de control que sufre el rehén durante un secuestro es difícil de digerir. Se vuelve soportable en el momento en que la víctima se identifica con los motivos del perpetrador del crimen.