Súbdito

Durante la Edad Media, se les llamaba “súbditos”, a todas las personas que conformaban los más bajos estratos de la pirámide social, puesto que estos dependían, en gran medida, de sus señores feudales para tener acceso a los artículos de necesidad más básicos. En Francia, mientras estuvo en pie el “Ancien régime”, los súbditos eran aquellos que formaban parte del tercer estado, es decir, los plebeyos o los comunes, quienes carecían de todo tipo de privilegio social, jurídico o económico. En el inglés, se les denominaba “commoners” (los comunes) y en Alemania “untertan” (“los que rompen el piso”, en referencia a los rudos trabajos que llevaban a cabo).

En el Antiguo Régimen, nombre de connotación negativa dada a la Francia previa a la Revolución Francesa, se tenía un sistema similar al del feudalismo, pero basado en la lealtad al Rey. Los súbditos, por entonces, debían su respeto y sumisión al Rey, quien fungía como el principal proveedor de la nación. Después de iniciadas las revueltas que conllevó la Revolución, se empezó a utilizar el término en contraposición a “ciudadano”, siendo el súbdito aquél que rinde sumisión al máximo monarca, mientras que el ciudadano o citoyen, se convierte en el que aboga por la soberanía nacional. Durante la época colonial, se usó de una forma similar estos términos, para hablar sobre los indígenas y los derechos que tenían.
En el contexto feudal, el súbdito es quien está bajo el dominó de un señor feudal y a quien tiene que rendir cuentas. Este sistema abarcaba gran parte de Europa y unía el aspecto político con el económico y el social. Su base se encontraba en la llamada pirámide feudal, en donde se establecían los estratos sociales en dependencia de los títulos reales que se poseían, que a su vez, limitaba el acceso a las tierras que alguien podía tener.