El subsuelo, también conocido como sustrato, es una de las capas que conforman la corteza terrestre del planeta, ubicándose entre el suelo y el material parental. Puede ser divido en dos porciones distintas: aquella que alberga materiales blandos y la que se encuentra compuesta por materiales sólidos. En otras acepciones del término, puede tratarse de la tierra especial utilizada para la siembra de plantas, considerándose, también dentro de esta definición, como la superficie en la que vive un ser vivo (planta o animal). Por otra parte, en la ecología, el sustrato es la zona en la que un organismo realiza sus actividades vitales, como la reproducción, alimentación e interacción.
El subsuelo se halla conformado por sustancias de diversas características, como la arcilla y la arena, además de sedimentos y rocas. Estos propician un ambiente ideal para el nacimiento de diversos organismos que colaboran con la descomposición, preparando el terreno para tener una superficie saludable.
Esta capa del suelo es profunda y, la mayor parte de tiempo, tiene compuesto que están parcialmente modificados por la acción de los elementos naturales o, bien, se hallan en un estado completamente intacto. De acuerdo con la región que se esté estudiando, es posible que esta capa del suelo haya sido manipulada por el hombre, en especial en áreas de construcciones urbanas. La contaminación en estos espacios es de las más peligrosas, debido a que, como ya se mencionó anteriormente, es aquí donde ocurren gran parte de los procesos de detoxifcación para proporcionar una superficie habitable, afectando a los organismos en todo aspecto.