Suripanta es un término despectivo con el que se hace alusión a aquella mujer que se dedica a realizar actividades indecorosas, teniendo, así, una baja moral. Por lo general, se le relaciona con aquellas mujeres que practican el libertinaje, es decir, practican una sexualidad bastante abierta y no temen tener actitudes inapropiadas frente a un grupo de personas. Esto, claro, se basa en las antiquísimas reglas de las iglesias occidentales, en donde las mujeres deben ser reservadas y, en algunos casos, sumisas. Anteriormente, este era el nombre que recibían las coristas en una ópera u obra teatral; sin embargo, esta acepción está en completo desuso.
Entre la gran variedad de términos usados que conforman el lenguaje soez de la lengua española, se halla suripanta. Este, por lo general, se aplica para aquellas mujeres de la baja vida. Las féminas que se involucren sexual o sentimentalmente, puede ser denominada de esta forma, al igual que aquella que mantiene relaciones amorosas con diversos sujetos al mismo tiempo. Algunos, un poco más extremos, lo relacionan con la profesión más vieja de la historia, la prostitución.
De acuerdo con el movimiento feminista, este es un reflejo de cómo a la mujer se le reprende por la promiscuidad, en contraste con el hombre, quien, según estas, se le celebra y sube de estatus por estas actitudes. Algunos, de corte más conservador, opinan que ambos sexos deben respetar a la sociedad, en especial con quienes interactúan, además de su propia persona. Estas opiniones, muy divididas y que presentan muchos matices, han abierto intensos debates sobre la igualdad de género con respecto a las conductas bajas.