Taylorismo

El taylorismo dentro del contexto económico se define como el sistema de trabajo enfocado en la división de las diferentes labores dentro del proceso de producción, siendo un método industrial cuya finalidad era incrementar la productividad, y lograr un mayor control en los tiempos destinados para cada actividad. Este concepto surge de las teorías del ingeniero y economista norteamericano Frederick Winslow Taylor (1856-1915) quien concibió la idea de un método que organizara el trabajo, fundamentándose en la especialización de los trabajadores, en la división de las labores y en el control del tiempo para cada tarea.

De igual manera se puede determinar que el taylorismo representa un sistema de organización científica o racional de las actividades laborales, que se inclina por la mecanización para aumentar la eficiencia, empleando mecanismos como la división del trabajo en dirección y trabajadores, la subdivisión de las tareas en otras más simples y en el salario del trabajador según su rendimiento. La aplicación de este sistema contribuye con la disminución de los costos de producción ya que se pagaba menos por concepto de salarios, las empresas llegaron a pagar menos por cada pieza terminada, para que de esta manera los trabajadores se vieran obligados a trabajar más rápido. Sin embargo esto originó la realización de numerosas huelgas por parte de los trabajadores descontentos por la aplicación del sistema de Taylor.
El modelo de Taylor se enmarca en el enfoque de una mentalidad industrial que vinculaba al progreso técnico con la organización interna de la empresa y la búsqueda de beneficios.
Por otro lado, se presenta el taylorismo digital, definido como la organización global del llamado “trabajo de conocimiento” propio de la revolución informática, el cual se realiza bajo condiciones de automatización a través de la digitalización, automatización, deslocalización, y reducción de salarios.
Algunas de las características más resaltantes del taylorismo digital son:
Las tareas son codificadas y digitalizadas, logrando que la capacidad humana de decisión sea reemplazada por programas informáticos. Los empleos son fáciles de exportar y sustituir, esto se debe a su facilidad de dislocación y movilidad técnica de los procesos. Y por último, el realce de los procesos de eficiencia productiva, generados por la disminución en la contratación de mano de obra poco calificada la cual fue reemplazada por los procesos de mecanización.