Unción

La unción se usa hoy en dia en la iglesia para narrar o describir la presencia del poder de Dios en la vida de una persona o un líder. En el sentido bíblico, consiste en la práctica de un sacerdote o profeta de derramar aceite sobre un hombre u objeto a fin de consagrarlo para el servicio de Dios. Era una forma simbólica que mostraba que Dios tenía apartado a una persona para una tarea específica.

La unción fue el acto de derramar el aceite sobre algo o alguien para consagrar, santificar, separar o dedicar ese objeto o una persona para una tarea especial. La Biblia en el antiguo testamento registra la unción de los objetos del tabernáculo, la unción de los sacerdotes, la unción de los profetas y la unción de los reyes. La unción fue el acto de verter aceite como una forma de consagración para una tarea de servicio especial.
El Antiguo Testamento no habla de niveles de unidad, ni de tener unidad en el sentido de tener el poder de Dios. Se dijo que el Espíritu del Señor vino sobre sus siervos y les dio poder. Esta acción se registra mucho en el libro de Jueces, donde el Espíritu del Señor vino sobre Sansón o el Gedeón y lo llenó de sabiduría, poder y fuerza para liberar a Israel en tiempos de opresión y guerra, pero no se lo llama. En el Antiguo Testamento, el Espíritu Santo no habita permanentemente en su pueblo cuando vemos lo que sucede en el Nuevo Testamento mediante la salvación de Cristo en el creyente.
En el nuevo testamento ya no existen los oficios del sacerdocio, el profeta o los reyes en Judá, lo que explica el hecho de que todo en el Nuevo Testamento habla de unión en solo dos versículos en un solo pasaje y esto de manera simbólica dando un entendimiento de la presencia del espíritu santo en la vida del cristiano.
La unción es idéntica a todas las cosas, y es verdad, y no es una mentira. Los creyentes tienen la unción del Santo, lo que les permite saber todas las cosas. La unción nos ha enseñado a no dejar el mensaje de falsas enseñanzas y que permanezcamos en Cristo. La unidad que recibe de Dios permanece en nosotros, y no necesitamos que nadie nos enseñe.