Impulsividad

Generalmente es visto como un comportamiento de defensa, la impulsividad o comportamiento impulsivo es una estrategia para aliviar la angustia, como ocurre en el caso del trastorno límite de la personalidad, que solo puede reaccionar, salvarse de los sentimientos de vacío interior, cuando el mundo se vuelve amenazante y decepcionante.

Este es un carácter o rasgo que define a la persona en las diversas situaciones de la vida, aunque la forma en que se manifiesta puede ser diferente según la edad. Una persona impulsiva se siente abrumada por la emoción que surge en ese momento. De esta manera, son personas que tienen dificultades para cultivar la paciencia y ser prudentes, por lo tanto, muchas de sus acciones pueden pasar factura porque después de haber pasado esta emoción, cuando están tranquilos, pueden reflexionar con calma sobre cómo se sienten.
Cabe mencionar que estudiosos como Bowden-Jones, Verdejo García, Michalczuk y Clark en 2011 consideran que existen cuatro componentes fundamentales de la impulsividad, y estos son:

  • Incapacidad de planificación y previsión: Cuando actuamos por impulsos, no podemos prever las consecuencias esperadas y lógicas, por el contrario, la sorpresa es su característica, donde «todo puede suceder».
  • Baja capacidad de control: otro cigarrillo, otro pedazo de pastel, otro comentario inapropiado e impertinente a la situación.
  • Poca perseverancia: aplazar las tareas porque no son atractivas. Sigue el camino de la emoción exacerbada.
  • Las nuevas experiencias o la búsqueda de las mismas, es entendida como la tendencia a actuar como consecuencia de intensos estados emocionales positivos o negativos que distorsionan la capacidad de planificar y evaluar acciones alternativas y por lo tanto, evitar el consiguiente, típico y posterior arrepentimiento invade a las personas que actúan dominadas por impulsos.

La impulsividad, por otro lado, es una reacción exagerada. Es una reacción que nos hace perder de vista el contexto y, especialmente, la consecuencia de los actos. Una persona impulsiva puede destruir en un segundo lo que se ha tomado toda una vida construir.
Una de las grandes diferencias entre la espontaneidad y la impulsividad es que todas las medidas se pierden de vista. La impulsividad borra todos los criterios de realidad. El impulsivo siente una urgencia que le impide posponer. Se lanza, sin pensar ni medir.
Cabe señalar que las personas impulsivas sufren un alto estrés emocional en situaciones cotidianas. Su umbral de tolerancia es menor en comparación con el resto de la población. En lugar de reflexionar, se mueven inmediatamente a la acción.